Este patio se encuentra situado en la calle Aljibes, 10

Calle sin historia, próxima a las plazas de Santo Domingo el Real y Capuchinas. Su nombre aparece en 1838 al redactarse el inventario de inmuebles que pertenecían al convento de San Pedro Mártir. También se incluye su nombre en el plano de Coello e Hijón de 1858, en cambio no se pudo identificar en el Libro Vecindario, de 1776-1778, siendo el más antiguo catastro urbano de Toledo, donde dice que su nombre lo tomara debido al brocal, ahora cerrado, bajo un tejaroz, que surtía agua al convento de las Capuchinas. (Fuente: Historia de las Calles de Toledo).

Edificio familiar de noble traza, en buen estado de conservación. Fachada de ladrillo de dos alturas; portada de piedra con dos columnas que sostienen dintel tallado con dibujos geométricos, rematado por dos bolas de granito en sus extremos. Accedemos a ella por su puerta de madera claveteada que nos lleva al patio con cuatro columnas de granito con capiteles dóricos, dos aljibes encerrados en la pared con puertas de celosía de madera, entablamento y zapatas de madera. El solado primitivo era de losas blancas y negras y fue sustituido en su restauración por losas en color naranja. Acceso a plantas superiores por escalera de baranda de forja sencilla. La rehabilitación del inmueble fue realizada por el Consorcio en 2012.

Tiene en su parte alta una soleada sala de vistas, por desgracia muy poco utilizada. Aprovecharemos dicha sala para indicar que otro de los elementos habituales que encontraremos en las salas son los remates de forja en las partes más altas de las cubiertas, sobre caballetes o en el encuentro de las limatesas, como en este caso. Veleta, cruz, pararrayo, bola o espadañas empotrada sobre el nabo central o la hilera de la armadura de madera. (Textos: José María Gutiérrez Arias)

En este paraje se sitúa la leyenda tradicional:

La dama de los ojos sin brillo “Durante la noche, no dejó el caballero de pensar en la intrigante y fría belleza de la dama. Pero lo que más le intrigaba era su mirada: sus ojos no tenían brillo”.