Este patio se encuentra situado en la calle Aljibillo, 2

Ubicado en el barrio de Santo Tomé, aun ostenta con su antiguo rótulo de “Arxivillo” el nombre de esta calle y siendo de la época de Lorenzana nos lleva al siglo XVIII, recogido en el Libro Vecindario de 1776. Es un adarve donde al final está la casa con el número 2, teniendo también el inmueble otra entrada por la plaza de Valdecaleros. Es posible que estuviera en este lugar la sinagoga de Caleros. (Fuente: Historia de las Calles de Toledo)

El inmueble se encuentra en perfecto estado de conservación. Fachada enfoscada. Tras salvar tres escalones pasamos su puerta de entrada, un largo zaguán en forma de codo, techo de canecillos, piso en baldosa roja con olambrillas y zócalos de cerámica nos conduce al patio.

El patio a cielo abierto, columnas ochavadas de cemento, soportando entablamento de vigas de madera con canecillos. Solado en baldosa roja con olambrillas, zócalos de cerámica. En el centro destaca una hermosa fuente de piedra y mármol sobre base de ladrillo que remata una figura de mujer en mármol, portando un cántaro surtiendo agua.

Amplios y cuidados detalles se observan: el aljibe, con paredes de ladrillo, consta de una habitación circular de unos 3 m de diámetro por 2,5 m de alto, posiblemente de la época romana o visigoda, al cual se accede únicamente a través del brocal y un cuello angosto de unos 50 cm, y en el lado opuesto, bajo la escalera, próximo a una fuente revestida de cerámica se halla el brocal de un pozo, que hasta no hace muchos años manaba agua. Escalera, de dos tramos, con peldaños de fábrica, frentes de cerámica y balaustrada y pasamanos de madera.

Dos bancos empotrados en la pared de fábrica revestidos de azulejos de cerámica, ubicados, uno en el frente, en el porche, debajo de un cuadro con la imagen de la Virgen del Sagrario, y otro en un lateral del patio. Puerta en celosía de madera que nos lleva a la “bodega” o cueva, abovedada en fábrica de ladrillo, que transcurre por debajo de la plaza de Valdecaleros unos 13 metros descubiertos. Un detalle muy apreciado lo vemos en una de las esquinas que dan entrada al patio, se trata de un arco de yesería mudéjar decorado en relieve con dibujos geométricos y hojas, pintado en amarillo. Una palmera, aspidistras, y macetas de flores y plantas variadas, embellecen el patio. (Textos: José Lancha Ricas)

Cerca de este lugar, subiendo por la calle Alfonso XII, en la segunda bocacalle se encuentran los cobertizos de San Pedro Mártir, lugar donde sirvió de inspiración al poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer para escribir una bella leyenda:

Las Tres Fechas “Algunas veces, recordando estos sucesos; hoy mismo, al consignarlos aquí, me he preguntado: algún día, en esa hora misteriosa del crepúsculo, cuando el suspiro de la brisa de primavera, tibio y cargado de aromas, penetra hasta en el fondo de los más apartados retiros, llevando allí como una ráfaga recuerdos del mundo, sola, perdida en la penumbra de un claustro gótico, la mano en la mejilla, el codo apoyado en el alféizar de una ojiva, ¿habrá exhalado un suspiro alguna mujer al cruzar su imaginación la memoria de estas fechas? ¡Quién sabe!”.