Este patio se encuentra situado en la calle del Barco, 2 “Centro Cultural Cisneros”

Como tal vía pública es tan antigua como la ciudad misma, ya que constituye el tramo final de una vaguada natural del cerro toledano. En esta función recoge las aguas pluviales y las subterráneas de casi la mitad del casco urbano. Se trata del acceso más cómodo para descender al río, por lo que se utiliza como un camino natural.

Dada, por otra parte, la necesidad de cruzar a la otra orilla del Tajo, sirve cómodamente para este fin hasta nuestros días mediante una barca de pasaje que le ha dado su nombre; por cierto, que pertenecía al Arcediano de Toledo, seguramente por alguna concesión real, hasta 1841 en que fue desamortizada, luego fue vendida la barca en subasta en 1884.

En 1924, un trozo de la calle se dedicó al gran divulgador de Toledo Mauricio Barrés, con placa dedicada, si bien se la siguió llamando calle del Barco por todos los toledanos. (Fuente: Historia de las Calles de Toledo)

Como muchas calles de Toledo, también ésta no se corresponde con su definición de calle, siendo bajada y cuesta. En la fachada donde da comienzo la vía hay una placa reciente que reza: “Vía por la que discurría el límite de la muralla, hoy desaparecida, y que desde antiguo conducía al embarcadero donde amarraba la conocida como ‘barca de pasaje’, perteneciente a la Catedral, con la que cruzaban el río Tajo viajeros, molineros y campesinos, que entraban en la ciudad por la puerta de Bab-al-Hadid o del Hierro. En su comienzo, en el lado derecho se encontraba la casa donde en 1624  murió el pintor Luis Tristán (con placa conmemorativa)”.

El edificio, durante más de cuatro siglos fue el Hospitalito de San Pedro. Desde 1433 también se le llamó “Hospital de las Ilustres Hermandades” y “Hospital de las Cuatro Calles”. Poco queda de tan insigne institución asistencial, salvo el nombre que recibió el callejón vecino, y algunos documentos municipales relacionados con las hermandades de San Pedro, San Miguel y San Bartolomé, y unas pinturas que se descubrieron hace dos décadas, que representan en su parte central el Juicio Universal que Juan de Borgoña representó en la Sala Capitular de la Catedral entre 1509 y 1511, y que ahora se pueden apreciar detrás de unos soportes de madera en el salón de actos del edificio. Dos inscripciones aparecen en su zona inferior en mayúsculas romanas, escritas en latín, siendo su significado en castellano: ‘Un juicio sin misericordia para aquel que no tuvo misericordia’. A mediados del siglo XVI el Hospital de San Pedro debió tener su mayor apogeo, hasta llegado 1836, con la Desamortización, que fue absorbido por el consistorio. Continuó con su actividad de hospedar mendigos y transeúntes y dotar a doncellas para casarse. En 1859 se intentó subastarlo, pero fue anulada la subasta quedando el inmueble en manos del Ayuntamiento.

A mediados de diciembre de 1924, D. Hilario González, presidente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, reivindicaba la vía exclusivamente para Luis Tristán, quien fuera discípulo del Greco, en su tercer centenario, antes la calle estaba dedicada al escritor francés Maurice Barrés, colocando ahora en su fachada una placa conmemorativa en honor al insigne pintor. En el año 2014, Adolfo de Mingo Lorente, historiador, recordaba en el diario La Tribuna de Toledo, la ejemplar noticia.

El inmueble en el siglo XX siguió en manos municipales. Durante años hubo allí una Casa de Socorro, que atendía pequeñas curas, hasta que se trasladó en 1968 a la calle del General Moscardó, ahora cuesta de los Capuchinos. Después, se instaló la Escuela Municipal de Idiomas y también albergó a la Escuela Municipal de Música ‘Diego Ortiz’ teniendo un acceso por la anterior fachada, calle del Cardenal Cisneros, quedando sin actividad a principios del siglo actual.

El edificio, que se encontraba en un lamentable estado de deterioro, a finales de 1986 el Ayuntamiento concluía unas obras de rehabilitación. De nuevo el Ayuntamiento, después de tres décadas sin actividad, a primeros de 2017, terminaban nuevas obras de acondicionamiento, realizada a través del programa Planes de Empleo y de forma acelerada, de ahí las zonas de humedades en el solado que han quedado sin solventar en la planta baja próxima al patio. En un acto de inauguración del reformado edificio, el 28 de abril del mismo año, la alcaldesa, Milagros Tolón, hacía acto de entrega de llaves de nuevos locales para asociaciones culturales, incluida nuestra Asociación, tal y como lo recoge este titular del diario ABC/Toledo. Éste es el primer centro cultural destinado a asociaciones de nuestra ciudad, esperando en un futuro se abran muchos más.

Por los aledaños de este edificio, en la celebración de la Semana Grande del Corpus Christi de Toledo, es tradición que el día anterior se celebre un desfile de “Gigantones” acompañados de un monstruo mitológico que J. Moraleda y Esteban en 1894 lo describía como leyenda bajo el título de:

La Tarasca “Me han hablado de otra máquina espantable que rueda ese día; la llaman la Tarasca, del nombre de un bosque que dicen haber habido en otro tiempo en Provenza, en el lugar donde está frente por frente a Beaucaire, a orillas del Ródano, la ciudad de Tarascón. Sostienen que era tan enemiga del género humano como la que sedujo a nuestros primeros padres en el Paraíso Terrenal, a la que los antiguos llamaron Behemont. Cuenta que Santa Marta la venció, sujetándola con su cinturón, por las oraciones continuas que para ello dirigió a Dios”.