Este patio se encuentra situado en la calle Tornerías, 27 “Mezquita Tornerías”

Uno de los escasos templos mahometanos de Toledo que han llegado a nosotros, es la mezquita que, a falta de otro nombre mejor, llamamos de las Tornerías, la cual tuvo entrada por esta plaza y no por la calle a la que asoma su fachada principal. Posiblemente construida hacia 1060. Tuvo culto después de 1085 hasta pocos años después de la conquista de Granada en 1492.

En 1505 era propiedad del corregidor don Pedro de Castilla y de su esposa doña Catalina Laso de Mendoza y de la Vega, a quienes les fue adjudicada por los Reyes Católicos, incluyendo la puerta de Valmardón. En el mismo año, el matrimonio hizo donación de la mezquita al hospital de la Misericordia, excepto unas casas colindantes que no se incluían en el regalo al hospital. Pocos años después, dejó de pertenecer al hospital, y en 1519 era ya su dueño el escribano Hernando Rodríguez de Canales. Curioso señalar que el actual número 6 del inmueble, es el mismo que tenía asignado en 1778. (Fuente: Historia de las Calles de Toledo)

Siguieron pasando años en los que el edificio, presa del olvido, estaba dividido en dos viviendas. Esporádicamente, algún estudioso clamaba sin éxito por su recuperación, como Francisco Fernández González en 1887. El inmueble pasa a diversos propietarios hasta llegar al año 1903, siendo propietario del inmueble el VIII Marqués de la Torrecilla, don Andrés Avelino Salabert y Arteaga, a quien Rodrigo Amador de los Ríos le sugiriera recuperar la parte que ocupaba la mezquita, y accedió ante tal petición. A primeros de Marzo de 1905 se comunica por la Comisión de Monumentos a la Real Academia el hallazgo de la mezquita con la identificación de algún elemento visigótico.

Poco a poco se fue constatando lo que ya apuntara en el siglo XIX José Amador de los Ríos: la mezquita se asentaba sobre muros romanos que resultaron ser un castellum aquae, o depósitos de agua del sistema romano de distribución de agua potable por la ciudad. El gran desnivel de la calle hacía peculiar la mezquita que tiene la particularidad de poseer dos pisos. Unos años más tarde de la primera restauración apareció en la casa contigua, propiedad de don Marcelo García, el pozo de las abluciones.

En 1968 la Dirección General de Bellas Artes adquirió el edificio por 200.000 pesetas y se realizaron nuevas excavaciones. El acceso principal se efectuaba por la Plaza de Solarejo, situándose más tarde por la fachada noroeste, que es la mejor conservada por haber tenido una casa del siglo XVII adosada hasta 1980, en que fue demolida. En la actualidad acoge el Centro de Promoción de la Artesanía, de la Junta de Comunidades. (Fuente: Toledo Olvidado)

Al final de esta calle, siguiendo a su derecha, se haya cercana la plaza de la Magdalena, y la iglesia -hoy sin culto- que da su nombre. En dicha iglesia se alojaba un cristo sobre el que, a mediados del siglo XVI, se escribiese la leyenda:

El Cristo de las Aguas Al llegar a la orilla, con la caja al frente, el Obispo se adelanta, y con fuerte voz para ser oído por encima del tumulto dice: “En el nombre de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te conmino a que nos digas quién eres y a qué vienes”. El silencio cubre con su manto a todos los que allí se agolpan junto al Tajo… El Corregidor ordena a los alguaciles que se adelanten e intenten coger la caja. Al aproximase, ésta huye hacia la otra orilla… Viendo que no era solución, se decide que todas las autoridades y representantes eclesiásticos allí presentes hagan la misma pregunta a la misteriosa caja. Poco a poco, desde el Dean catedralicio hasta los cofrades toledanos van haciendo la pregunta obteniendo el mismo resultado que el Obispo. Nadie hace que la caja pare quieta.

Llega el turno del Cofrade Mayor de la Vera Cruz. Al preguntar a la caja, ésta se acerca y queda casi a los pies de esta cofradía. Prestos, los cofrades abren con sumo cuidado la caja y descubren en su interior un crucifijo de respetable tamaño, moreno y de larga melena, sobre el que aparece un papel escrito, que entregan al Obispo y éste lee: “Voy destinado para la Santa Vera Cruz de Toledo”