Este patio se encuentra situado en el callejón de San José, 17
Callejón sin salida desde hace siglos, su nombre se debe a la capilla que erigieron junto a su entrada los albaceas del piadoso mercader Martín Ramírez, en 1587-1596, sobre una parte del palacio que fue del marqués de Montemayor; capilla que vino a sustituir a un convento carmelitano fundado por Santa Teresa en persona, pero que apenas llegó a funcionar aquí.
La capilla de San José, aun existente, es de propiedad privada, siendo sus propietarios los Condes del Vado y Guenduláin, cuya entrada la tiene por la calle de Núñez de Arce, 5, haciendo esquina con la entrada al callejón. Es natural que el callejón se llamase de otra manera; pero tal nombre anterior no ha llegado hasta nosotros. Quizá conste en la documentación de la capilla, en las escrituras de compra de las casas que ocupó.
El callejón llegó a tener salida hacia la muralla y la Puerta del Sol; según documentación mozárabe, únicamente se comunicaba con dos adarves uno que partía de la travesía de los Dos Codos y el otro con la bajada del Cristo de la Luz, que fueron suprimidos por la fuerte pendiente. Hoy en día no existe ninguno y ni siquiera se identifican con seguridad.
El callejón es una plazuela irregular con un acceso principal y una prolongación desviada hacia el otro lado, probable adarve hoy inexistente como se dijo anteriormente. El uso actual del callejón sirve de mirador con excelentes vistas de la parte norte de la Ciudad. Siete edificios había en el callejón en 1776, todos de gente acomodada, feligreses de la parroquia de San Nicolás. (Fuente: Historia de las Calles de Toledo).
El inmueble es una casa típica toledana cuya actividad actual, desde 2017 es una tahona artesanal, llamada “Masa Madre Toledo”, que ha venido a sustituir al Restaurante Hierbabuena que se cambió a un cigarral en el barrio de San Martín.
Próximos a este callejón está la famosa Puerta del Sol relacionada con una leyenda toledana. Toledo, año de 1233, reinaba Don Fernando III el Santo en Castilla. Don Fernando Gonzalo gobernaba en Toledo como Alcaide. Dicho gobernador repleto de privilegios fue poco ejemplar, sobre el que se escribió la leyenda:
Las Justicias del Rey Santo “Como veis majestad –continuó Blanca- he perdido padre, amor y honra por culpa de ese hombre al que confiasteis la guardia de esta ciudad. Y no soy la única señor, esperad a que Toledo pierda el miedo y os hable del Alguacil.
Nadie en Zocodover se quedó callado. Comenzaron a llover las acusaciones contra Don Fernando de otras damas ultrajadas, siervos y gente a su servicio que pusieron de manifiesto la calaña del gobernador toledano.
Tras esto, varios fueron los minutos de silencio que guardó el rey en los que nadie se atrevió ni a pestañear.
Se levantó y en voz alta pidió perdón a los que le escuchaban por no haber sabido elegir un Alguacil digno de una ciudad como Toledo.
De forma inmediata dictó sentencia ordenando que don Fernando Gonzalo fuese decapitado en la plaza y su cabeza expuesta como ejemplo para todos aquellos que quisieran imitarle.
Cuenta la leyenda que entonces, el rey Fernando III mandó ubicar un viejo relieve en la Puerta del Sol: dos mujeres jóvenes sujetando una bandeja con la cabeza de un hombre, para que nadie olvidara que el gobierno nunca debe ser utilizado para provecho propio ante los más débiles.”