Este patio se encuentra situado en la cuesta del Can, 1

Cercana a la cuesta de San Justo, el nombre de ésta vía se recoge en 1864, abreviado de cuesta Espinar del Can, como se llamaba, aplicado al lomo o cresta natural del terreno. En 1778 todo el cerro estaba poblado de casas. (Fuente: Historia de las Calles de Toledo)

El inmueble fue restaurado en el año 2004 tras una completa actuación, ya que los anteriores propietarios se limitaron a realizar fragmentaciones en sub viviendas y la mera conservación. Presenta su entrada con portada en fábrica de ladrillo con dintel y zapatas de madera sobre puerta también en madera maciza de cuarterones. Se accede al patio, de estilo castellano, con paredes enfoscadas en cemento, reservando zonas en cinta de ladrillo y piedra de la primitiva construcción. En su restauración se eliminaron añadidos, dejando el patio lo más aproximado a fu forma original.

El solado del patio en ladrillo rojo, pequeño aljibe, junto a él brocal de granito en un rincón; columnas de madera con grandes zapatas, soportando un artesonado de canecillos, decorados sus huecos con escudos en policromía. Remata el edificio con dos plantas, la primera, acristalada, con balaustres de madera y ventanas, y la superior, cerrada con mortero, con un lateral dispuesto como terraza.

Cercano a esta calle se encuentra uno de los parajes más tranquilos, la Iglesia de San Lucas, aquí se relata una de las leyendas más antiguas de Toledo:

Don Diego de la Salve “Los devotos que concurrían al acto deploraban, con la muerte de la virtuosa señora, que ya no se cantase más la acostumbrada Salve semanal a la madre de Jesús, pues D. Diego Hernández, a quien pasaban los bienes de doña Ana, era un joven irreligioso e incapaz por tanto de respetar las promesas de su anciana tía. Los pobres, con sus plegarias y su llanto, formaban la mejor corona en la tumba que acababa de cerrarse sobre el cadáver de su protectora.”